Sabiendo cuales son las inquietudes de cualquier persona de mi edad, la mía es simple, y eventual, lo que le convierte en un problema, quisiera saber cuando y donde, y espero confortada y nadando en ansiedad, que sea pronto.

Jamás he podido imaginar la vida más allá de lo que veo hoy en día, no me interesa pensar en ella como algo seguro, o quizás, lleno de satisfacciones, poco importa si logro lo que quiero, de repente todo eso dejó de interesarme, y lo que fluye a su alrededor solo le veo como aspiraciones banales. Algo a lo cual le debo de dar crédito, es que solía pensar que el amor era algo que debía y quería experimentar, y hace unos años atrás pude advertir que ya no me intriga, ni conocerle; parece ser que fue hace siglos cuando sentí la inquietud de un beso, o un gesto amable y tierno, parece ser que fue hace toda una vida que dejó de concernirme estar y sentir todo lo que se puede sentir durante una existencia. Y cuando aparecen los pájaros mañaneros me entristezco, me desespero, y en el ahogo de mis lamentos decido no levantarme y no ser diurna, y en la nocturnidad siento confort, y una cierta alianza con ella, es lo más cercano a la paz que puedo encontrar, lo más inmediato a la soledad que puedo llegar, y es donde soy capaz de sentir algún tipo de enfermiza seguridad y bienestar.

Y todo es como descender y subir, cuando subir involucra deslizarse y descender es estrictamente sobrevivir, de vez en cuando, y a quien no le interese trepar esas escaleras le confirmo que estoy acá, y que todo lo que puedo hacer es tentar el pelo de algún ángel rechazado, que aun después del perdón concedido se rehúsa a subir esas graderías nueva vez y aquí le cuidaré, de la mejor forma que puedo, te prometo, y es dejarle ser quien quiera ser, sin estar en medio, o convertirme en critica moral, y afirmo que así será. Sin extrañarse de mi actitud tan innatural de nuestra especie, será el primer ser en aceptarme y casualmente sentirá a la vez, alguna clase de respeto, sin atadura alguna, sin la intención de ser trascendente en mi, le agradeceré su silencio, su letargo, aquel que podría intranquilizar a los más pacientes.

La marea de su rabia ante la vida sube en el instante en que toco la orilla de sus aguas, sin anticipación alguna, descarga el cielo un torrencial desesperante que despierta la locura de mi voz, arrancándome la sapiencia de mis pensamientos, recurriendo a la demencia de estos labios. Correr a los bosques no sirve de nada, cuando el incendio de mis pensamientos cabalga a la vez, y no hay pasajeros. Se le agradece a la soledad por ello, que al quemarme arderé en el desierto, uno que prefiero antes que cualquier selva, y el daño así no se propaga, y no deseo caer en la mal interpretación, sigo siendo ingrata y egoísta, pero me considero una ambientalista…

Sería una lastima, que sufras desde el más allá, de donde nada puede hacerse o enmendarse, donde la única medicina es la tolerancia. Y es la lluvia lo único que humedece mi alma, será que lloras?


Ahdee