Hablaba tal cual condena eterna, sobre la soledad, goteando sufrimiento en cada desenredo vocal, salido de trincheras e incendios.. Rebosaba emoción descarnada, contagiaba...
Enfermaba, y su fiebre con sabor a si, con olor a él, que al tacto se escurría; confesé de las cosas que traen lágrimas a mis ojos, confesé de mis demonios, tan eficazmente guardados, ..de la charada tras la forma, que la llama amarilla es siempre la tonada del desgaste.
de esas lecciones de siempre, estudiando tanto de ayer, mas se repiten, y la edad sigue probando en otros no confiar. De besos de buenas noches, de media noche, y los extraños son de mejor compañía.
A los robos esos, atracos indefinibles, a quién habría de servirle mi piel,..o ajustarle mi alma, si romper costuras no resultó nunca en nada.
si de cero o de uno, cargó con más de mi que de si,..cómo robar a quién menos tiene.
abvn.
