En los elevadores y las escalinatas de aquellos momentos detenidos con la fuerza de una mariposa que huye del clima temperamental y soberbio, corro.

Adioses repetidos, cesan;
que no me corten las alas la poca voluntad y las oportunidades,
Ni noble u altruista,
sin bajar las armas, huyo silvestre.

Palabras en pie,
sin mirar a los lados,
buscando en multitudes olores lejanos desconocidos y mutilados;
ni al buscar en multitudes lo que no brindó la intimidad de momentos arrebatados y volcánicos,
ni de rostros a reconocer.

Elevadores que se cierran sin siquiera pulsar botones,
a la cara de quien corre a alcanzarle,
ante el robo de cordura y sanidad,
Y de esos juegos que carecen de gracia.

Escaleras de azúcar,
No vislumbro o siento a lo lejos,
espectativas: cero,
y de esas coincidencias trágicas,
Tuyas hoy, mías fueron.

Ceguera prudente,
consciente, intrépida, eficiente,
No corta mis alas ni de un hilo pende la firmeza de una decisión tardía pero presente,
"nada en especial", recordaba dolorosamente,
"nada en particular", poco menos reciente!
Que ni pa' morirse de amor ni perderse, adioses de aquí pa' siempre,
Validadas e independientes.

abvn.-