Friday, February 13, 2009

Ella descubrió
que hay paraísos en el callejón
no se aguantaba el cariño
y él correspondió,
cantándole las serenatas que hablan
de cosas que faltan.

De cosas por hacer
canciones con perdón,
de amor,
pero antes del amanecer
la calma se rompió.

En la ventana estaban tres...
tres,
ella, la luna y un tipo "grandón"
que le despeinaba las alas,
no me va a creer.. diciéndole
que "el bronceado de luna…
es lo que te delata.."

¿Has visto alguna vez
a una mujer herida y sin Dios?
arranca el grito de lo más profundo de su dolor

Puede que me des
el trago más amargo de tu copa de adiós
pero llévate tu lástima de mi callejón,
porque al olvido invito yo.

Puede,
puede que me des
el trago más amargo de tu copa de adiós
pero llévate lejos tu lástima de mi callejón,
porque al olvido invito yo,
al olvido, olvídalo
al olvido invito yo.

Pero pa’ contarlo bien,
hay un borracho que vive en la barra de un bar -en la esquina-
y por un trago te canta:
-a mi parecer
siguen haciendo muy anchas
las pinches ventanas-

Y a la hora que se fue
quedó en silencio el callejón
y sobre el muro le pinté:

Puede que me des
el trago más amargo de tu copa de adiós
pero llévate tu lástima de mi callejón,
porque al olvido invito yo.

Puede, puede que me des
el trago más amargo de tu copa de adiós
pero llévate tu lástima, tus reproches
y tu maldito adiós
porque al olvido invito yo
al olvido, olvídalo
al olvido invito yo.

A. Sanz

("Al Olvido Invito Yo"; No Es Lo Mismo, 2003)

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